miércoles, 13 de marzo de 2013

Día 11: Moderna rural en modo VIP.

El año pasado ya os conté que fui a un concierto de modernos, pagando y sin que nadie me coaccionara o me obligara a hacerlo. No hubo agresión física, ni amenazas de muerte. Lo juro. Y el viernes pasado lo volví a hacer, esta vez viéndolo desde lo alto, desde la zona de los 'very importante pipol'. Señores: he sido una VIP.

Como sabéis, soy fan de cantantes y grupos que ya están muertos, acaban de morir -DEP Tony Ronald- o, como poco, ya están disfrutando de su pensión. Sin embargo, mi mente hace a veces pequeñas excepciones con grupos que lo petan ahora mismo. Es el caso de Izal, una chavalada que cada vez pega más fuerte. Una vez hecho este apunte, sigo con el concierto. ¡Cómo me encanta hablar de mí misma!


Aquí Tony Ronald en uno de sus conciertos.


La cosa surgió de repente, a lo loco. Nada de hacer colas. Me dieron una pulserita para ser molongui entre el resto de la plebe -sin ofender, queridos- y a uno de los palcos de la Joy Eslava que me fui. Tengo que decir que aunque me haga gracia el tema de ser VIP, a mí lo que me gusta es el alboroto, pasar calores, cantar a grito 'pelao' con el resto... Vamos, disfrutar de un concierto como una posesa. No hay que olvidar que estoy acostumbrada a las geniales y sucias fiestas de mi pueblo con sus verbenas, sus discomovidas y demás encantos. Aclarado esto, continuo.

Muy majos los cogotes de Izal
Nunca había entrado a la Joy Eslava y la verdad es que el lugar está fenomenal. Es grande, bonito, pero no barato... ¡5 euros por una cerveza! Ahí se me clavó una cosita en la patata, pero lo superé al primer sorbo. La zona de los palcos también está muy bien, con sus sofales y sus mesas y su baño propio. Fue una forma distinta de disfrutar de un concierto, la verdad. Desde ahí podías ver a todo el público cantando y bailando. ¡Y qué decir de los muchachos del grupo! Casi podíamos besarles en la frente. Pero allí, claro está, lo de gritar "¡¡Guapos!! ¡Olé tu madre y olé tu padre!" y cosas del estilo como que no quedaba bien. Guardé las formas.

Y sí, disfruté del concierto porque hicieron muy buen directo, las canciones son estupendas y a pesar de que el cantante estaba enfermo, les salió de fábula y se nota que lo disfrutaron. Pero me faltó algo, no sé el qué. Puede que el hecho de no dejarme la voz cantando -¿cantando?- sus temas, de no estar con el bullicio... O puede que simplemente el hecho de no ser de las pocas personas -como la otra vez- que se sabía todas y cada una de sus canciones le quitara encanto al asunto.

Las chapitas
Pero vamos, que al salir me compré hasta merchandising y todo. Unas chapitas, que la economía no está para muchos trotes -ya, ya sé que no tuve ningún problema en sacar 5 euros por una cerveza-. Además, después me fui por ahí a disfrutar de mi primer finde en Madrid y descubrí muchas cosas, pero eso ya lo dejo para otro momento, que tendréis otras cosas que hacer y no quiero atraeros demasiado con mi prosa hipnotizante.




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