miércoles, 27 de marzo de 2013

Día 25: Actriz por un día

En Madrid hay millones de alternativas para el ocio. Yo, como sabéis, me he limitado a ir al Karaoke de los Mostenses y a tomarme unas jarras de cerveza al 100 Montaditos. De acuerdo, también he ido a un par de concierto, pero eso ha sido algo puntual. Como puntual ha sido ir al teatro. Y hoy aprovecho que es el Dïa Mundial de este maravilloso arte para hablaros de la experiencia del otro día.

La verdad es que me encanta el teatro. El problema es que la economía no me permite disfrutarlo demasiado a menudo. Pero el sábado pasado me dije: "Lidia, querida, seguro que a la gente le encanta verte en el karaoke cantando La Fiesta de Blas -de Fórmula V- pero tienes que dejar de sacrificarte por los demás y darte un gusto". Y así lo hice. Pero no fui a un teatro cualquiera.

Un amiguito de la capi me habló de Ruta 6,8. ¿Sabéis lo que es el teatro de toda la vida? Pues olvidaos de ese concepto. En este caso, el espectador se convierte en actor, es partícipe de las historias. Si esperáis ver un patio de butacas y un escenario, estáis equivocados. Os cuento cómo fue la historia.

Las columnas de la estancia
Después de ir a La Sureña de la Calle Toledo a tomar unos chismes, nos dirigimos al lugar donde se iban a
desarrollar los acontecimientos. No era un teatro. Era un local con lámparas antiguas, paredes viejas, un montón de columnas y luz tenue. Al principio de la sala había unas 40 sillas blancas y negras colocadas en grupos de 7. Nosotros éramos cuatro personas y nos dividieron: dos a las sillas blancas y otros dos a las sillas negras. Así que nos sentamos a esperar y de repente se apagaron las luces.

Entonces, dos chicos empezaron a explicarnos en qué consistía la experiencia: íbamos a vivir 8 historias distintas, 8 obras de teatro de un cuarto de hora de duración cada una. Cada grupo -de ahí lo de los grupitos de sillas blancas y negras- iría pasando por cada una de las obras y serían partícipes de ellas, un personaje más de la historia. La verdad es que pintaba bien, a pesar de la vergüenza inexplicable que me dan este tipo de cosas, teniendo en cuenta como soy. Nos dieron un mapita con la ubicación de cada una de las escenas y empezó la aventura.

Fuimos pacientes en una terapia de grupo, asistentes sociales, malos amigos en una fiesta, modelos de pasarela... Y así hasta ocho personajes distintos. Los actores te miran directamente a los ojos, hablan contigo, te preguntan, te integran del todo en la historia. Si vas completamente dispuesto, llegan a afectarte las situaciones, te hacen pensar en la vida y en tu propio comportamiento. Es curioso. En el teatro de siempre no sientes el aliento del actor, ni le tocas, ni se enfada contigo, ni te acusa de conducir borracho un coche. Esas cosas no pasan.

Los actores en Ruta 6,8
La verdad es que en mi grupo no participamos excesivamente, estábamos un poco cohibidos esperando a ver qué decía el actor de cada escena. Y casi  mejor porque en el grupo de mis amigos, había un par de personas que interactuaban demasiado. Es lo único malo que puedo apuntar de la experiencia. Además de buen espectador, ya que te convierten en partícipe de la obra, hay que actuar de forma coherente y al hilo de cada situación. ¡No hace falta poner en un aprieto al actor!

¡La madre del cordero! ¡Pero qué sería me he puesto en este post! Eso es que me he querido poner en  plan crítica literaria de la vida -con un borsalino y americana de pana con coderas-. Pero se acabó. Chavalada, la obra está fenomenal, cuesta 11 euros y estás dos horas que se te pasan volando. Eso sí, si sois tan vergonzosos como yo, tomarse un par de cañas antes para ir en modo distendido.

Y hoy es un día completamente válido para despedirme con una canción que llevo cantando desde que me he levantado. ¡Feliz Día del Teatro! ¡Y feliz día, en especial, a estos muchachos de Ruta 6,8!



2 comentarios:

  1. Esos teatros tienen muy buena pinta. Al parecer en New York lo petan, así que estás preparadísima para dar el salto.

    Sólo una cosa.... ¿tomarte unos chismes? Esperaba que a estas alturas hubieses cogido más el idioma xD.

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    Respuestas
    1. ¡Si es que no inventamos nada nuevo!
      Chismes de toda la vida de Dios. ¿Cómo se supone que lo llamáis en la capital? Que no lo voy a usar, conste en acta. Serán chismes forever and ever.

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